Nuestras amigas las plantas
(Por el padre Mundina)
Como ya nos enseñaron en la escuela, en este planeta que nos ha tocado habitar existen tres reinos: mineral, vegetal y animal. Gracias a una de las muchas capacidades del segundo reino, todavía estamos nosotros aquí dando la vara, porque ha evitado que hace ya cientos de miles de años se redujera todo a únicamente reino mineral; es decir, todo rocas y polvo, como en la luna o marte. Y todo porque nuestras amigas las plantas tienen la capacidad de asimilar y sintetizar los minerales del suelo, y gracias a eso se ponen frescas y lozanas y apetitosas para alimentar a los animales herbívoros y frugívoros (que sólo comen frutas), quienes a su vez sirven de alimento para los carnívoros. Y ya por último estamos nosotros, los omnívoros, que nos zampamos todo lo que pillamos (como ese viejo chiste, en que se encuentran dos amigos y uno le hace notar al otro lo gordo que se ha puesto; y éste le dice que no se lo explica porque está haciendo "la dieta del pescado". Y a la pregunta de su amigo de cómo aguanta comiendo siempre pescado, le contesta: "No hormbre, no. Que me zampo todo lo que pesco". Jajaja, es muy viejo y muy malo, como yo, y por eso me hace tanta gracia el cabrón). Bueno al tema, que me disperso: casos aparte serían los humanos vegetarianos (que es una decisión cultural que va contra su naturaleza animal) y las plantas carnívoras, que no contentas con el menú de resecos minerales que les correspondía como vegetales, se las han ingeniado en su camino evolutivo para desarrollar unas fauces y unas artimañas con las que pegarse un festín de jugosos insectos.
La cuestión es que si no hubiera plantas en el planeta (y al paso que vamos, de aquí a nada no van a quedar más que las de los museos botánicos) nos hubiera tocado comer piedras hasta acabar como los de "Viven".
Todo este rollo es para decir que las plantas asimilan por las raíces los minerales del suelo y después necesitan la luz del sol para sintetizarlos: es decir, la foto(luz)síntesis. Hay un viejo dicho castizo que reza: "Cuanto más azúcar, más dulce". Pues cuanta más fotosíntesis haga una vid, más azúcar contendrá la uva de sus racimos. Con lo que queda aclarado porqué influye de manera sustancial la cantidad de horas de sol que recibe una vid sobre el vino resultante de la fermentación de sus uvas.
Y esto de la cantidad de azúcar no sólo afecta al vino, ya que la uva no se emplea exclusivamente para fermentarla y así poder emborracharnos en las fiestas patronales, sino que tiene tres destinos principalmente: mesa, pasa y vino. Caso aparte sería el del mosto de uva sin alcohol, producto éste que yo creo que no ha calado en el gusto del consumidor español (que ya sabemos cómo se las gasta) y no tiene una gran cuota de mercado.
La uva de mesa, la de comer, como postre o con las campanadas de Nochevieja (fecha en la que se dispara su venta, y su precio), requiere unas características especiales. A saber: lo primero que sea dulce, cosa que ya hemos visto de qué depende, y jugosa. Y segundo, que tenga buen aspecto exterior, ya que tiene que entrarle al comprador por el ojo. Por lo que es preferible uva de grano gordo. Y esto no es sólo por lo de "Mula grande, ande o no ande", sino que tiene una explicación geométrica (sí, sí: geométrica): el grano de uva es una esfera más o menos perfecta. Al formularse los cálculos de volúmenes en cantidades elevadas al cubo, cuando aumentas la variable, la cantidad de volumen resultante aumenta proporcionalmente más que los resultados de las operaciones de superficies que se realizan elevando al cuadrado. Dado que la pulpa es el volumen y el hollejo (la piel del grano) es la superficie (si tuviéramos la habilidad de pelar una uva en una sola pieza y extendiéramos la piel sobre la mesa, comprobaríamos que efectivamente es una superficie con su altura y anchura, pero una profundidad despreciable por su finura), a más volumen del grano de uva, también aumenta la piel que lo recubre, pero este aumento es al cuadrado y no al cubo, por lo que a cada cm3. de pulpa le toca menos parte proporcional de piel. ¿Se ha entendido este galimatías? La cuestión es que, para no andar escupiendo enormes pellejos a cada bocado de uva, es preferible para la mesa la uva de grano grande (últimamente estoy encontrando en los supermercados unos racimos de uva Chilena que importa la multinacional Dole, cuyos granos son monstruosamente enormes. Del sabor no puedo opinar porque no las he probado, pero tienen una pinta excelente que confirma esto que acabo de contar arriba).
Pero la uva de mesa que se lleva el gato al agua por su impecable aspecto externo es la uva embolsada (como la del Vinalopó), aunque su precio sea un poco elevado precisamente por su peculiar procedimiento: se embolsa a mano uno por uno los racimos para protegerlos de los picotazos de los pájaros y de las inclemencias meteorológicas (es especialmente recomendable en zonas donde la lluvia se torna granizo con facilidad). Y ya habrá alguno pensando: "pero si le ponemos una gabardina a los racimos, no les da el sol y no saldrá una uva dulce"; pero es que el sol no le tiene que dar a la uva sino a las hojas de la parra que es donde se realiza la fotosíntesis, y que deben su bonito color verde a la clorofila, que viene a ser la sangre de las plantas que circula hasta el racimo transportando los nutrientes que necesita nuestra querida uva para hacerse toda una mujercita.
De la uva que se destina a pasa, poco que decir: que son uvas que se pone a secar al sol (joder con el sol, qué ganas de protagonismo) y que hay en Grecia una variedad de uva, la Corinto, que al no tener granillos hace una pasa perfecta, porque no hay que andar escupiendo pegotes ni pegando perdigonazos cuando te las comes, y son una auténtica delicatessen.
2 Amables comentarios:
Plas Plas Plas Plas Plas Plas
(esto son onomatopeyas de aplausos)
Ahora que el trabajo me ha dado una tregua, me he puesto al día con el sobrevino...y mira! no dire que me has sorprendido (porque de ti ya me sorprenden pocas cosas) pero diré que una vez más, me has dejado boquiabierta; tipo asi :-o
Saludos a Don Gines y a la próxima cata a ver si no me duermo y llego a tiempo.
Muy, muy, interesante. Enhorabuena.
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